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a los carpinteros, a los constructores y a los albañiles, y para comprar maderas y piedra de cantería para reparar la casa. Pero no se les pedirá cuenta del dinero entregado en sus manos porque obran con fidelidad(A)».

Hallazgo del libro de la ley

Entonces el sumo sacerdote Hilcías dijo al escriba Safán: «He hallado el libro de la ley en la casa del Señor». E Hilcías dio el libro a Safán(B), y este lo leyó.

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